Música de nueva generación
Los músicos argentinos se preparan para derrotar a las grandes casas discográficas mediante la distribución en línea.
Desde que Lucas Tirigall Caste, bajo su nombre escénico Lucas TC, colocó su pieza dance en la Internet, los fanáticos han bajado “Need For Speed” 1,8 millones de veces de mp3.com, una página electrónica de música. Lucas encabezó las listas de popularidad de la página durante cuatro meses.
Ese tipo de éxito es más notable para alguien que considera la música un hobby. Pero eso podría cambiar Basándose en su popularidad en la Internet, la división alemana de Universal Music Group (uno de los cinco sellos discográficos más importantes del mundo, junto con EMI, Sony, BMG Entertainment y Warner Music Group) y varias compañías disqueras menores han ofrecido contratos a Lucas. Pero él rechazó las ofertas y planea lanzar su propio sello discográfico digital, Clubasic Digital Recordings. “La idea es eliminar todos los intermediarios”, dice.
Que un artista desconocido logre distribuir millones de copias de una canción sin la ayuda de una disquera importante, y luego rechace sus ofertas, señala el comienzo de una gran revolución en el sector. Tanto Lucas como esta nueva tendencia deben su éxito a MP3, un formato digital que permite a los usuarios de la Internet enviar correo electrónico, bajar archivos y reproducir archivos musicales de alta calidad con rapidez y facilidad. La innovación ha dado lugar al surgimiento de miles de páginas electrónicas y a una legión de programas para localizar, bajar y reproducir archivos de MP3.
Mejor que hacer el amor? Después de la palabra ‘sexo’, MP3 es el término que con mas frecuencia se somete a los sistemas de búsqueda de la Web, según ejecutivos de la industna disquera. Esto ha dado pie a las afirmaciones de que el mercado musical de Internet moverá miles de millones de dólares en los próximos cinco años y amenazará la supervivencia de las grandes disqueras.
A menudo los cibernautas bajan gratis la música, muchas veces infringiendo derechos de autor, otra amenaza a las ventas tradicionales de discos. Para combatir la piratería, las disqueras tratan de establecer sistemas de distribución digital que puedan controlar. Pero MP3 tiene el respaldo de los usuarios y de las firmas de Internet, que ya venden reproductores portátiles.
El potencial de MP3 es mayor en América Latina, donde la música grabada llega varies meses después de lanzarse en Estados Unidos y con un precio alto, Brasil, el mayor mercado del continente, sigue aficionado a sus melodías y la música en inglés es sólo una décima parte de las ventas. Pero las empresas norteamericanas se han afianzado en los otros dos mercados mayores de la región (Mexico y Argentina), donde tienen las dos terceras partes de las ventas.
Sin pistas. Para los fanáticos a la caza del último estreno, es más rápido y más barato conseguir el hit del momento en la Internet. “En Nueva York hay cosas maravillosas en la calle. Aquí la única forma para acceder es por comercio electrónico”, indica Charly Alberti, ex baterista de Soda Stereo, uno de los grupos de rock más exitosos de Argentina y pionero de la música en la Web. “Y no conozco un solo latino que no quiera comprar afuera”. Eso quizá no sea suficiente para que MP3 revolucione la industria local a corto plazo, dice Alberti, pero “dentro de unos dos años se va a sentir en la calle”.
Entretanto, el negocio de la música convencional todavía no ha digerido por completo el impacto de los videos musicales en la estructura tradicional de los pagos por derecho de autor. No es de extrañar que las firmas importantes del sector aún no estén preparadas para la inminente hegemonía del MP3. ‘No le dan mucha importancia’, dice Marcelo Mingrone, directivo de la division de publicacion local de EMI.
Peer Music, una empresa musical independiente de Estados Unidos con 30 sucursales en varios países, es una de las pocas excepciones. La compañía entró en la Web el año pasado con Digital Pressure, donde se pueden bajar las canciones de sus artistas mediante pago con tarjeta de crédito. Jennifer Racca, directora de Peer en Argentina, negocia con estaciones de TV locales y compañías musicales independientes para aumentar su repertorio en línea. Pero reconoce que las grandes empresas inuestran renuencia: “Tienen un gran miedo a que todos vamos a dejar de ganar, Eso las inmoviliza”. Tanto Mingrone como Racca admiten que la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC), responsable de cobrar los pagos por derechos de autor, no tiene una dirección clara.
La postura oficial de SADAIC es que la organización “está estudiando los últimos avances”. Pero todavía tiene que determinar cómo va a cobrar los derechos a estaciones de radio locales como Rock & Pop, que transmiten sus programas en la Web. Grupos norteamericanos y europeos del sector han creado vigilantes de la Internet, como Market Tracking International, con sede en Londres, para rastrear los archivos MP3 vendidos o bajados y las copias ilegales. Su contraparte argentina todavía se concentra excesivamente en la tercera parte del mercado dominada por la piratería tradicional.
Grito de rebeldía. La importancia de los archivos MP3 supera el debate sobre la piratería. Aunque ha habido muchos cambios en los formatos para reproducir música grabada, el negocio de las copias ilegales es muy antiguo. “Lo mismo pasa con un casete”, dice Alberti. “El tema es relajarse y usarlo como ventaja, porque te van a piratear de cualquier manera”.
Alberto Pérez Rodríguez, director de sistemas en SADAIC, confía en que las grandes compañías evolucionarán para afrontar el nuevo ambiente, que incluso se convertiran en un híbrido entre las firmas discográficas y las radiodifuisoras. Esa situación da pie a un enfrentamiento generacional.
Después que su banda se separó hace dos años, Alberti inició su negocio, Cybrel Digital Entertainment, una revista y compañía de grabación digital. Lucas TC también planea lanzar su sello discográfico digital. Pero no abandonará su profesión como productor de televisión: también producirá videos para transmitirlos en la Web.
Alberti piensa que se mantendrá la necesidad del intermediario. Al crecer la popularidad del medio, los grupos que quieren promoverse en la Web necesitarán la ayuda de especialistas para samar la atención de un público inundado de posibilidades de bajar música. Ahí es donde Cybrel espera tener margen para sus servicios.
Alberti destaca entre sus ventajas su experiencia de músico y su dominio de la Internet, más que una mayor ganancia para los músicos. Cybrel ofrece a sus artistas los mismos ingresos del 10 al 15% que pagan las empresas tradicionales de música, pero afirma que tiene una distribución mejor. “Vendrán a mí y yo tendré las mismas posibilidades de venta de BMG”