La Revolución de MP3

Qué significa la potencial revolución de MP3 para el consumo de música en el siglo XXI?

Para comenzar por el principio en el intríngulis de la distribución de música online hay que remontarse a 1987, cuando una firma alemana llamada Fraunhofer Schaltungen diseñó un sistema de compresión de archivos de sonido conocido entonces como MPEG-1 Audio Layer 3: MP3 para los amigos.

El MP3 comprimía los archivos de sonido con calidad de cd a una décima parte de su tamaño, pero aun así -en aquella edad de piedra en las comunicaciones online- eran lo suficientemente grandes como para que nadie pensase en ellos como un peligro para la industria discográfica. Con el tiempo, sin embargo, el MP3 pasó a ser el sinónimo de cd -o más- en el mundo de la computación.

Pero todavía faltaba que alguien descubriese un buen reproductor, algo que llegó en 1997, cuando un jovencito llamado Justin Frenkel desarrolló un pequeño programa de computación que hizo las veces de compactera para tantos MP3 que daban vueltas por el universo virtual: el Winamp. Sencillo y práctico, y totalmente gratuito -el pibe apenas sugería, a quienes quisiesen, el envío de un cheque por 10 dólares a determinada dirección-, el Winamp 1.0 apareció en abril de 1997 y transformó a todas las computadoras en virtuales reproductoras de MP3. En sus primeros dieciocho meses de vida, el Winamp fue copiado unas quince millones de veces, y los cheques comenzaron a llegar a manos de Frenkel, que creó una compañía llamada Nullsoft, vendida en 70 millones de dólares a America Online, una empresa digital que hoy forma parte de la industria discográfica a través de Time-Warner.

Con el MP3 y el Winamp bien difundidos, los usuarios de Internet ya tenían soporte y reproductor común para sus computadoras, con lo que la demanda de música para escuchar comenzó a crecer. Pero ante semejante expectativa, la industria discográfica sólo atinó a tratar de frenar la marea. Y comenzaron los juicios: primero a Diamon Multimedia, la empresa que fabricó el RIO, un walkman que funciona con MP3. Después a MP3.com, el site dedicado a difundir música de manera online. A base de juicios y advertencias a toda página de Internet que ofreciese MP3 de sus artistas, la industria discográfica logró que fuese realmente difícil para los usuarios de Internet conseguir temas para escuchar en sus reproductores. Nunca tantos potenciales consumidores fueron tan frustrados por la industria supuestamente dedicada a proveerles lo que tan desesperadamente querían conseguir. Y uno de ellos era ni más ni menos que Shawn Fanning, un jovencito que en enero de 1999 inventó un programa que le permitiera compartir sus archivos MP3 con los de sus compañeros, una idea que parece destinada a terminar de meter a la industria del entretenimiento en el siglo XXI.

Cuando se habla de Argentina, mientras tanto, cabe recordar que en el site MP3.com hay miles de artistas locales ofreciendo sus temas, en un abanico estilístico que va desde el héroe tecno local Lucas TC hasta María Gabriela Epumer o El Otro Yo. Consultado por el No, Daniel Melero opina que ‘Internet se rige por una suerte de moral a la antigua, un código en el que si vas a usar algo de verdad tenés que pagarlo. Es una idea riesgosa para una empresa, pero no tanto para un artista independiente’. Y en ese detalle es que un -abanderado- de Internet como Melero opina lo mismo que Ricardo Mollo. El guitarrista de Divididos declaró en su momento, con respecto a la distribución de música on-line, que ‘es verdad, la gente paga por lo que le gusta, es como un ritual. Lo que no le gusta es lo que no vale nada’.

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